En el año 1964, cuando se promulgó el Decreto 4104/64, Texto Refundido de la Ley de Arrendamientos Urbanos, no existía igualdad jurídica entre hombres y mujeres, ni en el supuesto de estar casados – obligatoriamente por la Iglesia y sometidos al Derecho Canónico. La gran mayoría de los contratos de alquiler de vivienda los firmaban los padres de familia, los maridos. Y la Ley garantizaba una estabilidad en el contrato de arrendamiento de vivienda si éste fallecía. Los artículo 58…
